jueves, 3 de febrero de 2011

Día 80: Sueños de los Eternos 3.0

La historia con Destrucción:


La historia

Era de noche, las estrellas brillaban en el firmamento del cielo esperando que sus espectadores mas fervientes las observaran sonrientes, pidiéndoles deseos para que se hicieran realidad. Los humanos son así de simples, vivos, y sonrientes, quieren cosas que para ellos parece ser complicadas, pero en el mundo donde habitan esos siete seres, no son mas que minucias. Bueno.. en este caso, seis.. yo ya no estoy con ellos.

Pero es gracioso ver como la sonrisa de los mas inocentes, se iluminan con las minimas historias. Me encontraba yo recorriendo el mundo, como siempre hago desde que dejé a todos mis hermanos. Aprender de estos seres, que felicidad llevan, y que rapido pueden tornarse tristes. Llegué a una especie de ciudad, extraña, llena de alegría, la llamaban Carnivale. Tal vez aprendería de alguno de estos seres. Claro que existen muchos mundos y este en particular parece mandado por un ser superior, El Ordenadorle llaman, seguro otro dios que controla a los mortales con facilidad, imponiendoles historias para que como corderos obedezcan. Mejor aprender de como son estos "clones"

Me senté en un lugar tranquilo, debajo de un manzano, y saqué la libreta que siempre llevaba encima, el arte es lo mejor para tranquilizarme. Aunque a Barsabás no le agrada mucho, quiere que vuelva a mi trabajo, con mis hermanos, pero... me encanta mi vida..


Eso lo dices porque eres un vago, vuelve a tu trabajo, y haz lo que debes de hacer

"Aun no es el momento" Le comenté a mi peludo amigo y miré a la distancia, una joven pelirroja estaba tocando la guitarra animada. Me gustaba como sonaba así que cerré los ojos y continue dibujando, al parecer no se había dado cuenta de mi presencia, por lo que disfruté de sus melodías, algunas eran alegres, otras tristes, otras llenaban de entusiasmo todo a su alrededor. Me levanté luego de un rato, y me senté a su lado, ella dejó de tocar y sonrió alegre. ¡Pero que hermosa sonrisa!

-Buen día señorita, me encantan vuestras canciones, son la mar de geniales. 


-Buen día, contestó ella, alegre al parecer, quien sabe que se escondía detrás de esos ojos, verdes oscuros. Sonreí y seguí a lo mio y ella a lo suyo aun tocando, tocaba alegremente ahora, era genial. Se detuvo y observó lo que hacía - ¡Que bien dibuja señor!

-Tu guitarra hace mas bien resonar mi corazón, lleno de antigua y angustiante destrucción, para ahora dedicarme al dibuje, ¡no pareis por favor!- Tal vez le impresionó mi forma de hablar, pero se quedó boquiabierta, solté una gran risotada y segui dibujando. Ella, atenta a lo que hacía volvió a tocar la guitarra con suavidad, llenando de emoción ese banco que compartíamos los dos. Sonreí, tal vez la ultima vez que vi a mi hermana, con esa sonrisa alegre, dueña de la muerte, me comentó sobre unas personas que eran importantes para ella. Como el tiempo no existe en nuestro mundo, ni importa cuando es que la vi a ella, solo comenté con pocas palabras: "Ellos te envían saludos". Sentí su mirada sobre mi, pero seguía dibujando, la música había parado y sus ojos se inundaban de lagrimas. "No dejes de tocar". 

-¿Q-quienes me envian saludos?.- Preguntó ella, dudosa, quería saber quienes le enviaban esos calurosos saludos, me detuve de dibujar y observé las hermosas estrellas de esa noche. 

-Las estrellas son hermosas esta noche, miralas.- Le señalé unas cuantas, ella observó a donde señalaba.- Esa que brilla doble azul y rojo, la verde, la amarilla, la otra amarilla, y muchas mas... Sonrió y miré la libreta de nuevo, escuché como decía un breve susurro: "Gracias...", inspirando profundamente y volviendo a tocar, tal vez esa melodía que me contó ese peliazul que vi una vez, mientras andaba entre este mundo y el de los muertos, donde no es ni aqui, ni allí. Sonreí y seguí disfrutando del arte que tanto me calmaba, que tanto disfrutaba. 

Vago.. vuelve a tu oficio... Masculló Barsabás.







(Aunque yo, como artista, la verdad lo veo mas alegre D:)


Leb

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